El ruido a lata se perdió entre
el rugir de los autos que circulaban por la calle Embajadores. Apenas algún
claxon que le saludó, pero en general pareció pasar desapercibida entre esas
gentes que siguieron su andar, sin detenerse a pensar que estaba defendiendo lo
nuestro, la salud de todas las personas.
Pero ella siguió allí, vestida
con su bata blanca al lado de un cartel improvisado y con dos tapas de cacerola
haciendo el ruido que fuera necesario para que su protesta se escuchara. Una
voz a veces, puede ser suficiente para mostrarnos el camino.
“Estoy en huelga, pero en mi
centro solo hemos parado unas pocas personas” me dijo cuando pegué la vuelta
en la esquina para cruzar de vereda a agradecer su lucha. Ella me sonrió y apenas frenó el agitar de brazos para
regalarme un gracias.
Me contó que varias personas de
la vecindad se habían quejado del ruido que hacía. Y hasta el cura de la
iglesia lindante se había acercado a regañarle porque “interrumpía la misa con
sus ruidos”. Parece que ya no es principio de Dios eso de curar a las personas
enfermas.
Estoica, coherente y solidaria,
defendiendo la salud de todas, incluso de aquellas personas molestas por su
protesta, siguió toda la mañana regando el aire con su irreverente dignidad en
esa apática calle de Madrid. Con sacrílega actitud continuó interrumpiendo el
transcurrir eclesiástico. Bendita sea su lucha.
**Este texto nace en homenaje a una trabajadora de la sanidad que sola en una esquina de Madrid estuvo toda la mañana adhiriendo a la huelga que el sector Salud hace en defensa de un modelo sanitario público y universal y contra la privatización del sistema.
Hola Pablo. Quería darte las gracias por estas entrañables letras que dedicaste en este día a esa trabajadora en lucha. Quería decirte que ese dia y los posteriores hemos sido muchos los usuarios y profesionales que estamos saliendo a la calle. Lo que ahora parece una cuestión puramente económica y oportunista lleva mucho tiempo gestándose, solo que no estaba a la luz pública.
ResponderEliminarMuchos seguiremos luchando. Creo en el principio universal de salud para todos. Tenemos un buen modelo, funciona y está bien valorado. Es verdad que puede ser mejorado pero no entiendo porque una empresa privada lo puede hacer mejor que la empresa publica, la empresa de todos, si hay beneficios, esos deberían ser del estado y repercutir en la sociedad, en todos nosotros. Algunos paises que ya pusieron en práctica lo que ahora nuestro gobierno ha llamado externalizacion, están cambiando sus modelos, por algo será.
Un saludo cordial de parte de la persona por la que decidiste escribir estas letras.