miércoles, 5 de septiembre de 2012

Razón


1:30. Terraza entre las rocas, con vista al mar. La oscuridad se confunde en la bruma grisácea que besa las aguas del mediterráneo y este cielo de verano almeriense. Mate y una buena lectura, noche de encanto previo a ir a dormir,

La luna y sus caras. Ella tenía razón
Un correo se anuncia en el sonido del móvil. Me cuentan que un chico, otro inmigrante, está grave en su intento de surcar las aguas en busca del sueño europeo. Son varios, en un islote, un pedrusco diminuto donde ondea la bandera española. Pero pese a los llamados los médicos no acuden, alguien ha decidido que recién mañana, que esas vidas no valen el esfuerzo.

Miro otra vez apoyado en la barandilla e imagino para cuántas personas ese arrullo del mar que es música a mis oídos, es el sonido de la muerte acechando su barca.

Anoche nomás, una amiga me decía que siempre veía en la luna una cara de mujer amargada. “Alguna vez sonreirá” le respondí optimista y me dijo “pocos motivos le damos, para lo que ve desde arriba”.

Mañana, tendré que darle la razón.

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