sábado, 17 de abril de 2010

Inquieta serenidad, la Promoción'90


Me han pedido que desempolvara los recuerdos de aquellos años en el instituto y ha sido una tarea que si bien a priori se planteaba como difícil, de pronto comenzó a simplificarse en un camino de imágenes a través de aquellas fotografías de pibes y pibas que asomaban al mundo desde nuestro querido Trenel. Tiempos de guardapolvos y corbatas con el nudo mal hecho, de libros bajo el brazo y sueños de adolescencia.


Si en algo definiría a aquella promoción del ’90 es que pese a su serenidad fue un grupo inquieto, con intereses que si bien no eran –lamentablemente- políticos (digo en el sentido de actitudes que buscan cambiar el mundo y no del partidismo pueril de esos años de juventud), sí nos permitieron salir a codearnos con colegios de Pico o un año más tarde, por ejemplo, de todo el país en aquel programa símbolo durante tantos años, que se llamó Feliz Domingo para la Juventud.


Es cierto, uno debe admitir que no fueron salidas de esas que quiten el suspiro, pero no menos lo es que para pueblos como el nuestro esas experiencias eran (cuanto menos en aquellos años ’80) todo un acontecimiento social


¡Cómo no iba a serlo si en el año que egresamos la mera elección grupal de ir a nuestra fiesta de fin de curso con ropa de jean nos valió las críticas más descarnadas que conocíamos hasta el momento! Aunque el tiempo pasado no haya sido tanto y quizá al día de hoy sea normal, aquello de profanar las costumbres tan conservadoras de nuestros pueblos no fue demasiado bien visto, y eso que en épocas de hiperinflación lo de ir de vaqueros era, sin lugar a dudas, la opción más razonable.


Fueron cinco años de esos que uno querría repetir una y otra vez, de los que marcan como persona. Épocas en las que fuimos tomando conciencia del mundo que se abría ante nosotros, a veces demasiado distante por las limitaciones propias de los pueblos rurales. Pese a no existir Internet en nuestro medio, y apenas viendo Canal 7 y Canal 9 en gran parte de nuestras vidas, sobrevivimos, y aquí estamos para contarlo.


No considero correcto hablar de uno mismo, pero a riesgo de configurar un recuerdo demasiado ególatra creo que no fuimos especiales ni para lo bueno ni para lo malo, y tal vez nuestra mayor riqueza fue precisamente, la normalidad, sin estridencias ni conflictos, apenas caminantes en una Argentina que nos obligaba a esfuerzos desmedidos para cumplir los sueños más modestos, como aquel viaje de egresados que cambiaba de precio hasta 3 ó 4 veces al día cada vez que tocaba pagar la cuota.


Dice Antoine de Saint – Exupery en su magistral obra “El Principito” que “si alguien ama una flor de la que no existe más que un ejemplar en todos los millones y millones de estrellas, le basta eso para ser feliz cuando la mira”… y hoy, en la distancia de 20 años como egresad@s, seguro el recuerdo nos traerá la misma felicidad mientras miramos las fotos de aquellas chicas y chicos de ojos abriéndose al mundo.



*** Texto realizado para los actos del 50 Aniversario del Instituto Privado 25 de Mayo de Trenel, La Pampa, Argentina.

2 comentarios:

  1. Negro acabo de leer lo que escibistes esta muy muy bueno, y estamos con Damian Tantucci que me pregunta si seguies jugando al basquet con aquel famoso apodo instalado en la localidad de tu persona, MADERA??? un abrazo y estamos en contacto

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  2. Hola Como andás te comento que tengo una foto muy buena en el palco de los corsos de all boys, estas vos, walter rodriguez, caco, hernán y yo damián, si podes mandame tu correo y te la paso, saludos
    ME ENCANTA EL BLOG, se los pase a varios muybueno negro
    DAMIAN TANTUCCI

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