lunes, 25 de enero de 2010

Vivir del sueño


Si algo nos ha caracterizado siempre como argentinos es el querer, desear, y hasta creernos, que somos los mejores, los reyes de todo y en todo. Basta mirar cualquier video que recorra nuestras calles y no faltará quien diga “este es el mejor país del muuundo” –así alargando la u- e inmediatamente pregunte “¿dónde vas a vivir mejor que acá?”.

Reyes de la incoherencia nos movemos entre ese creer ser y lo que realmente somos, imbuidos en las contradicciones más grandes de las que pueda dar cuenta la existencia humana. Así siempre queremos estar presentes en los grandes acontecimientos, cantamos el himno mano en pecho, lloramos por cualquier profesional del deporte que nos regale una mueca de nacionalismo por las pantallas de la TV y sentimos un gol como una revancha equiparable a una guerra.

Ahora, por caso, estamos expectantes por tener un representante en la Fórmula 1, un piloto que lleve los colores celeste y blanco a la máxima categoría del automovilismo internacional, esa en las que nos enorgulleció el gran “Chueco” Fangio, y en la que vibramos mucho más acá en el tiempo con el “Lole” Reutemann.

De esa manera, a nadie parece molestar que el Gobierno –y cuando digo el gobierno digo, cada argentino- tenga que poner dos millones de dólares para subvencionar la aventura sobre ruedas del piloto José María “Pechito” López. ¿Qué son 2 millones en un país con tanta pobreza?, donde hay escuelas que se caen a pedazos, niños que mueren de hambre y hospitales sin dinero para tiritas.

Es cierto, como otras veces he dicho en este blog, sería hipócrita decir que ese dinero solucionaría problemáticas de semejante profundidad. Desafortunadamente no se arreglan solo con dinero, sino con políticas que no recuerdo, haya habido algún gobernante que las haya intentado aplicar en forma medianamente seria.

Me refiero a la contradicción, 2 millones para el automovilismo, otro tanto para el fútbol y sigue la fiesta… mientras el país se sigue cayendo a pedazos con amplias capas de la población sin posibilidades de sostener, tan siquiera, la utopía de un mañana mejor.

Ya en los años 30 el filósofo español José Ortega y Gasset decía que “un joven argentino se ve a sí mismo como un posible gran escritor. Él no lo es aún, pero su persona imaginaria lo es desde luego y lo que ve de si mismo no es aquella su realidad, aún insuficiente, sino esta proyección en lo perfecto. Como es natural, está encantado con ese sí mismo que se ha encontrado, y ya no se preocupará en serio para hacer efectiva su posibilidad (…) EL argentino típico no tiene más vocación que la de ser ya el que imagina ser. Vive, pues, entregado, pero no a una realidad, sino a una imagen”.

Tal vez cuando dejemos de creer que somos lo que no, podamos ver la irracionalidad de seguir soñando con el estar “allá arriba”, y empezaremos a recomponer las cosas del “acá abajo”, las cuestiones del día a día, las que realmente deben importarnos.

1 comentario:

  1. 600 millones para el futbol, 5 millones para que un tipo corra en formula 1... mientras tanto el pueblo argentino se pone una venda en al ojos y no ve lo que pasa alrededor... para que mirar que en el norte de nuestro pais miles de chicos mueren de hambre y que al sur de argentina lo estan vendiendo y nadie se da cuenta... el conflicto con la soja... con los maestros y quein sabe cuantas cosas mas sierven para tapar el vaciamiento que los politicos de turno estan haciendo silenciosamente de nuestro rico pais y hasta cuando?? hasta que nos terminemos matando los unos con los otros para poder sobrevivir!!!!

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