“Sentir que 20 años no es nada”, resuena la voz de Carlos Gardel en un viejo CD recopilatorio de la voz del Zorzal criollo, y eso siento mientras recorro muchas de las notas periodísticas que dan cuenta de la caída del muro de Berlín, aquel que separaba las dos alemanias en épocas de la Guerra Fría.
Año tras año, cada 9 de noviembre el mundo se vanagloria de haber aportado a la caída de aquel inmenso muro, el que dividió familias y corazones, el símbolo que las grandes potencias de occidente (y por añadidura gran parte de los humanos) eligieron para presentar el fin del viejo mundo, el de la incomprensión, el del desentendimiento, el de la inhumanidad.
Una ciudad dividida en dos, Berlín, volvía a verse las caras, un país se reencontraba y desde todos los rincones del planteta se celebraba y vendía como el fin de los muros de la vergüenza. Los diarios contarían y cuentan hasta hoy mismo, las anécdotas de cientas de personas que intentaron saltarlo, esquivarlo, franquearlo. Señaladas como heroínas, esos hombres y mujeres escapaban a la pobreza y al olvido, luchaban contra la irracionalidad humana más insolidaria e impúdica.
Caída muro de Berlín
Mientras tanto, cuando ríos de tinta hablan de aquel momento histórico, Estados Unidos sigue sellando a cal y canto la frontera sur con México, e Israel, el rey del hormigón, aplastando al pueblo palestino tras la muralla de la humillación y el hambre.
Muro Palestina
Río de Janeiro, la olímpica, pese al plan de Lula para erradicar la pobreza, también levanta muros para ocultarla. Si no alcanza para terminar con ella, al menos taparla a los ojos del mundo del progreso.
Muro Río de Janeiro
España tiene el suyo, también, en forma de una valla que procura impedir la entrada a Ceuta y Melilla, sus enclaves coloniales en el continente africano. Y si no alcanza, los desafortunados que intentes cruzarla ya saben que le esperan balas de uno y otro lado. A ella se agrega Italia (y no olvidemos a Israel) que también levantan muros marítimos, con fragatas, helicópteros, aviones y radares.
La valla de Melilla
Dos décadas en donde lo único que ha cambiado es que aquellas personas reconocidas como heroínas hoy son llamadas ilegales o miserables, según el muro que intenten franquear. Los muros del 2x4, un tango que no invita a bailarse y, apenas, nos deja el sollozar de un bandoneón melancólico preguntándose en donde nos ha quedado la humanidad.
Muro frontra EUU/México
Pampa querido tanto tiempo ! un saludo grande desde las lomas de don zamora que eran de jorge rossi hasta que el hijo de puta se canso de la rosca y renunciò , te mando un abrazo grande y espero que estes bien, yo estoy bien disfrutando de la familia y escuchando los insistentes pedidos de manu(7) y fede(3) para llevarlos al "avellanedas arena", al "coliseo de los campeones" al nuevo teatro de los sueños , ya que a los dos ,el mas grande es un enfermo del futbol en gral, le corre sangre roja y diabolica por las venas.
ResponderEliminarque estadio papa! si hay justicia pronto desplazara a esa heladera de nuñez como el estadio de la seleccion , jajajaª
abrazo gigante y espero que estes bien
paz y mucha vida
CHRISTIAN LOSADA