Ese día no fue uno más en la historia de nuestra tierra americana, y quedará seguramente por siempre guardado en el recuerdo de los momentos más tristes de aquel país. No solo por los muertos de esa jornada, sino por los millares que a partir de allí caerían bajo las balas asesinas.
Aquella fecha no fue un punto y final, sino el inicio de días dramáticos y matanzas genocidas. Los aviones sobrevolando la ciudad, las explosiones, el pánico general. Escenas que una y otra vez veremos en videos, y quizá algún día se recordarán en los colegios. Historia que nos seguirá contando cómo un presidente valiente decidía luchar contra el terror que caía sobre su pueblo.
Aquel 11-S de 1973, y no éste de 2001 que las cadenas televisivas se empeñan en refrescarnos una y otra vez, será siempre el testimonio más claro del avasallamiento imperialista contra los pueblos del mundo. Salvador Allende caía no sin antes luchar por salvar su Gobierno. En los años siguientes los caídos se contarían por miles. Fue en Septiembre de 1973, el auténtico 11-S para muchos de nosotros.
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