Pocos días como hoy la Justicia será tan justa. Pocas veces la danza de premios que gira por este mundo recaerá en alguien tan humano, tan noble, tan persona (¡y vaya si cuesta encontrar eso por nuestras calles, PERSONAS, en el auténtico valor de la palabra!).
La Asociación Pro Derechos Humanos de España (Apdhe) otorga hoy el Premio Internacional al penalista argentino Carlos Slepoy Prada, "por su trascendente contribución al desarrollo y aplicación del principio de Justicia Universal en situaciones de intolerable impunidad y por su continuo compromiso en la defensa de las más graves violaciones de los Derechos Humanos". ¿Todo dicho no?...No, aún falta.
A los dos años de llegar a España, allá por el 2003, tuve la enorme suerte de conocer en persona a Carlos Slepoy o “Carli”, como todos les llamamos, y desde el mismo momento que nos dimos la mano supe que estaba frente a un gran tipo. Y no voy a hablar de las causas que ha llevado adelante, para ello seguramente encontrarán miles de páginas, comentarios y artículos en este mundo virtual que todo nos trae servido a la mano.
Quiero hablarles de él, contarles de su candidez, su palabra siempre solidaria, su fuerza para pelear cuando otros tiraríamos la toalla, sus ganas de que este mundo realmente sea mejor, sin eufemismos ni palabras, con hechos, con verdades, con sueños que se hagan realidad y realidades más justas para todos.
Carli es de esos tipos que caen bien, que imponen por su personalidad…inteligente como pocos rápidamente destaca en una charla, pero no por abrumar con palabras –por cierto, siempre precisas, atinadas-, sino por escuchar y saber transmitir, -que no es lo mismo que hablar, convengamos-. No es un galán de cine ni TV, pero sin temor a equivocarme estará entre los argentinos más queridos y respetados en esta España cobijo del exilio y la migración argentina.
He podido verlo reclamando una guitarra para cantar en un asado con amigos –porque además no será Gardel pero este Carlos canta de forma excelente- o atendiendo el llamado de ese actor que a usted le gustaría le llame. Puede estar ante el Juez Garzón o reclamando que vayas a su casa a tomar un mate. El nunca cambia, el abrazo amigo vale lo mismo si es con Juan Gelman o un ilustre desconocido, su sonrisa, su atención jamás varía.
Lo he visto con Premios Nobel, con escritores y escritoras de renombre, actores y actrices, dando charlas y contando anécdotas, pero ni siquiera en esos instantes en que es el centro de atracción, olvida el preguntarte ¿cómo estás?, ¿en qué andas? De tu familia, de tus cosas, de tus luchas. El es así.
Es de esos tipos que marcan camino y dejan huella. Obsesivo de la lucha por el respeto a todo ser humano, puede hacer una huelga de hambre en defensa de los inmigrantes (en los 80 la hizo contra los centros de internamiento de extranjeros que creó el Gobierno socialista de Felipe González) o dejar dañar gravemente su salud mientras se empeña en que la Justicia sea realmente universal. Puede parar de hacer un ejercicio en su eterna rehabilitación, pero jamás suspenderá algo si se trata de “aguantar” a un amigo.
Entiende el mundo con más devoción hacia los demás que a él mismo. Tras estar preso en las mazmorras de la ESMA Argentina durante meses de aquella brutal dictadura, se exilió en España y enseguida se incorporó al movimiento asociativo y de denuncia.
A meses de estar aquí, una tarde paseando por una plaza de Madrid enfrentó a un Guardia Civil que borracho tenía contra la pared a 4 menores de edad, y el salir en defensa de esos niños le costó un tiro que pasó a escasos centímetros de su columna vertebral. No podía permitir ver ese abuso y no hacer nada. Pero más de un año parapléjico tampoco fueron suficientes para detener un andar tan cargado de convicciones.
Así desde aquellos tiempos el bastón es su aliado y sobre él ha ido cargando las ilusiones y luchas de los que lo conocemos. No encuentro palabras para definirlo y mucho menos objetividad, es un hermano de mis caminos migratorios, un padre y más que eso, un consejero, una inyección de ánimo y ejemplo.
Es de los “imprescindibles” de Bertolt Brecht, de esos que llevan escrito en el alma el “Hasta la Victoria siempre”. Carli es así, un amigo, un hermano, un padre, es todo y mucho más.
Hoy la Justicia se saca su venda y suelta la balanza para aplaudirlo de pie. Sabe que a pesar de los maltratos del mundo hoy se hace Justicia como pocas veces. Felicitaciones Carli y gracias…eternamente gracias.
Hola "Pampa": Por los recientes acontecimientos sobre las acusaciones a Garzón, he vuelto a saber de Carli, y de seguido, me he puesto a seguirle la pista por internet hasta llegar a tu artículo sobre él. Hace muchos años que no le veo, algunos menos que hablé por teléfono con él; seguía sabiendo de él a través de amigos, pero le he perdido la pista desde que regresó a Argentina. Al leer tus opiniones sobre él me he sentido de acuerdo en todo y he sentido el impulso de aportar las mías.
ResponderEliminarLe conocí en los años 80 (antes de su desgraciado encuentro con el guardia civil borracho que tanto perjuicio le ocasionó),y ya empecé a admirarle desde entonces, cuando me encontré con su mirada limpia y expectante como la de un niño (los ojos son las ventanas por las que se asoma el alma, y su alma me impresionó). No interpretes con esto que fue un flechazo o algo así, mi interés por él nunca fue de esa clase; yo estaba perdidamente enamorada de un amigo suyo.
No tuvimos mucho trato; coincidíamos en reuniones de amigos, le hacía alguna consulta legal (ya que él siempre estaba dispuesto a ayudar). Solo una vez quedamos para ir al cine, y aproveché la ocasión para transmitirle mi admiración por ser como es y porque sus circunstancias no lo cambiaron (a pesar de sus terribles dolores permanentes siempre tenia una sonrisa, siempre estaba disponible, siempre estaba en la lucha, y nunca se quejaba). Cuando le dije esto se sintió terriblemente incomodo y me hizo callar casi con violencia (me refiero en el tono de voz).
Con lo que te voy a decir ahora no quiero ofenderte a ti ni a nadie; quiero que tengas en cuenta que he tenido muchos amigos argentinos a lo largo de los años y que a los argentinos también les gusta hacer comentarios y chistes sobre los "gallegos".
Cuando en alguna conversación (entre españoles) hemos hablado de los argentinos, se comenta su arrogancia, lo saben todo, todos son maestros de algo, etc... Llegados a este punto yo digo:
No todos. Yo conozco uno que es humilde y sencillo, a pesar de ser el argentino mas admirable y con mas valía que yo he conocido personalmente, ese es Carli.
(La humildad y la sencillez siempre han sido para mí virtudes primordiales)
Si tu sigues en contacto con
él, transmítele mi cariño (soy Alicia Carabias); y si pudieras, hazle llegar este menaje, pues se merece estos halagos aunque le fastidien.
Un cordial saludo.
aliciayosoy@gmail.com