En los últimos días estoy pensando seriamente en terminar mi relación con el amigo que me recomendó comprar el portátil sobre el que escribo estas escuetas líneas. No digo que ande mal, para nada, tampoco que en el año que lo tengo como compañía no me haya dado grandes satisfacciones, pero viendo lo que se mueve en el mercado la verdad es que deja bastante que desear.
Yo, ¿la verdad?, de ordenadores entiendo poco y nada. Que memoria RAM, que no sé cuantos gigas, que historias que para ser sincero desconozco bastante, una autocrítica que debería ser más severa de cara a la profesión que he elegido y que si bien no ejerzo sí me acompaña desde el sentimiento vocacional.
La cuestión es que con mi base irrisoria de conocimientos informáticos en el verano de 2007 me lancé a la búsqueda del ansiado ordenador, y tras ver cada oferta del otro lado la voz hasta hoy amiga me decía, “ese no te conviene porque no tiene buen servicio técnico”, “aquel tiene poca memoria”, “el que me decís te va a dar problemas”, y así sucesivamente, hasta que logré dar con el que mi amigo/técnico me dijo “dale para adelante que está bien”.
Confieso que vi de toda marca y procedencia: japonés, yanqui, alemán, y hasta seguro algún chino se cruzó por mi mirada atenta a la oferta que cumpliera esos tres requisitos indispensables para todo superviviente a la jungla del consumo: lo “bueno, bonito y barato”.
Lo que yo no sabía – y quiero creer que mi consejero tampoco- es que la solución estaba en Colombia, en medio de la selva, y no era más que el por estos meses famoso modelo de ordenador del guerrillero de las FARC abatido en marzo último, Raúl Reyes.
Sí señores, ¡yo quiero un PC como el que tenía Raúl Reyes!. Que aguante bombardeos intensos que destruyen todo cuanto tocan en su radio de acción, que no se calcine como todo lo que queda bajo la lluvia de bombas, que no se dañe pese al fuego cruzado y que sobre todo, rompiendo toda regla elemental de supervivencia de un guerrillero, centralice tanta vital información.
¡Qué me hablan de memoria RAM con todo lo que el Gobierno de Álvaro Uribe dice haber hallado dentro de este PC!. Si hasta Bill Gates debe andar preocupado por estos días, no vaya a ser cosa que a las FARC se les de por patentar este pedazo de invento y le joda el negocio.
Si señor yo quiero el PC de Reyes, si hasta me ilusiono en que entre tantos nombres y datos puedo encontrar en él el número del Gordo de Navidad de este año, a ver si me salvo y no trabajo más en la puñetera vida.
Eso sí, dada la proximidad de los Juegos Olímpicos, si alguno tiene acceso a Don Álvaro y puede preguntarle si Argentina va a salir campeón en baloncesto o fútbol y me lo puede informar, lo agradecería, como para no andar perdiendo horas de TV innecesariamente y ahorrarme, de paso, tanto sufrimiento. Desde ya gracias por el gesto Señor Presidente, y afloje con tanta mentira que ese ordenador más que un PC parece criptonita.
este me pareció muy bueno Pampita. Que tu ordenador te siga dando alegrías, la primera de todas, no tener que vivir con Uribe. Un abrazo Bibiana
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