Sienten que no hay párpados que se venzan ni ojos que se cierren cuando el sueño, alejado de las camas, se arrulla en el latir incesan
te, tumultuoso, de sus corazones.
Sienten que no hay brazos que caigan, cuando la fuerza de su lucha viene de las entrañas mismas de sus cuerpos, viscerales manos curtidas en horas de planificación y encuentros.
Sienten que no hay bocas que callen ni labios que se unan cuando las palabras se entretejen en la fusión de lenguas llegadas de todo el mundo, en una telaraña de dialectos y sílabas que se hacen comprender desde la solidaridad más pura y la ternura más entrañable.
Sienten que no hay oídos que no puedan escuchar el clamor de un grito silencioso que estalla aquí y allí, levantando conciencias y arrastrando tras de sí el torrencial murmullo de una lluvia de esperanzas e ilusiones.
Sienten que no hay Ley que pueda frenar su estruendo de Justicia, que nace de la convicción absoluta de un sueño de libertad y se extiende por cada poro de la piel hasta hacerse acción, vida, lucha.
Sienten que no hay pesimismo que pueda diezmar tanta fuerza. Que no hay lágrimas que opaquen sus sonrisas, auténticas estrellas que alumbraran el cielo negro del detenido.
Sienten que no hay jaula para encerrar la paloma de Picasso y en su vuelo juvenil regalan dignidad, bendito bien común que se filtra por las rejas de las prisiones para inflar de aire puro las almas maltrechas que allí aguardan el triunfo justo del reclamo.
Sienten...sienten...sienten...y esa es la riqueza envidiable de sus vidas.
*Dedicado a los chicos y chicas que pusieron su granito de arena, su esfuerzo más allá de sus posibilidades, para que el sueño de libertad de miles de inmigrantes detenidos injustamente en Centros de Internamiento de Extranjeros se haga realidad.
te, tumultuoso, de sus corazones.Sienten que no hay brazos que caigan, cuando la fuerza de su lucha viene de las entrañas mismas de sus cuerpos, viscerales manos curtidas en horas de planificación y encuentros.
Sienten que no hay bocas que callen ni labios que se unan cuando las palabras se entretejen en la fusión de lenguas llegadas de todo el mundo, en una telaraña de dialectos y sílabas que se hacen comprender desde la solidaridad más pura y la ternura más entrañable.
Sienten que no hay oídos que no puedan escuchar el clamor de un grito silencioso que estalla aquí y allí, levantando conciencias y arrastrando tras de sí el torrencial murmullo de una lluvia de esperanzas e ilusiones.
Sienten que no hay Ley que pueda frenar su estruendo de Justicia, que nace de la convicción absoluta de un sueño de libertad y se extiende por cada poro de la piel hasta hacerse acción, vida, lucha.
Sienten que no hay pesimismo que pueda diezmar tanta fuerza. Que no hay lágrimas que opaquen sus sonrisas, auténticas estrellas que alumbraran el cielo negro del detenido.
Sienten que no hay jaula para encerrar la paloma de Picasso y en su vuelo juvenil regalan dignidad, bendito bien común que se filtra por las rejas de las prisiones para inflar de aire puro las almas maltrechas que allí aguardan el triunfo justo del reclamo.
Sienten...sienten...sienten...y esa es la riqueza envidiable de sus vidas.
*Dedicado a los chicos y chicas que pusieron su granito de arena, su esfuerzo más allá de sus posibilidades, para que el sueño de libertad de miles de inmigrantes detenidos injustamente en Centros de Internamiento de Extranjeros se haga realidad.
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