
Duele la muerte a los cuatro costados de la humanidad. Huele a balas el aire. Suena a disparo asesino el silencio cómplice del mundo. Grita en el desgarro el corazón destrozado de todo un pueblo, como suplicando a la ceguera generalizada un poco de aliento, un soplo de esperanza.
El vallenato guardará cansino sus acordes más alegres, y alguien atravesado por la crueldad de la melancolía más venal escribirá en un viejo papel un ¿por qué? que se perderá en los recovecos oscuros donde quedan las preguntas sin respuestas.
En Macondo, los cielos grises llorarán su llovizna inclemente y Aureliano Buendía maldecirá una y otra vez ser Coronel que responde a designios que solo arrastran la muerte de sus vecinos. En tanto su padre, el gran escritor, buscará en la magia de su realismo nuevas ilusiones para seguir viviendo; mentiras quizá, para no resignarse a irse de este mundo sin ver la PAZ en su querida tierra.
Sabe amargo el café, huele a manos cansadas de tanta barbarie y a miradas perdidas en la inmensidad de los cafetales. Y la borra encaprichada de una taza vacía se resiste a predecir un futuro que traiga luz a tanta desazón.
No te conozco Colombia, quizá la vida jamás me de la oportunidad de visitarte y, sin embargo, estoy llorando la eternidad de tu penar. Será -pienso- por el amor de tus gentes que con orgulllo anda enarbolando las bondades de su tierra por el mundo.
O tal vez la candidez de tus hijos, que a diario nos enseñan que eras mucho más que las noticias que se empeña en destacar el sistema, condenándolos sin distinción a los peores miedos y calificativos.
Ojalá sea, simplemente, que yo, y el de al lado, y el de más allá, y aquel que mira a lo lejos aún con desconfianza de acercarse a vos...ojalá sea que todos vamos abriendo los ojos dispuestos a tenderle la mano y arroparte en un abrazo hermano, a la espera de que el Coronel encuentre quien le escriba en letras grandes y legibles... VIVIMOS EN PAZ.
Este texto fue escrito el pasado 26 de junio de 2007, oportunidad en que las FARC difundieron un comunicado informando del asesinato de una decena de rehenes que estaban a su cargo desde hacía más de cinco años.
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