Son un mero número, una fría
estadística. Las supuestas personas culpables de todo: de la delincuencia, de
la bajada de sueldos, de la falta de plazas en guarderías y escuelas, de las
listas de espera de nuestra destruida sanidad pública. Culpables y por eso, o
tal vez para que eso creamos, el modelo de Democracia que nos han impuesto les
niega una y otra vez sus derechos políticos.
Dirán los medios de
comunicación que en Andalucía ha crecido la participación ciudadana, que un
partido ha obtenido más votos de lo esperado, que otro se ha desmoronado, que
la jornada ha sido un ejemplo democrático. Pero nadie dirá nada sobre estas
personas invisibles a las que se les niega el derecho a votar.
Son las mismas que trabajan en
los campos de la oliva, las mismas que dejan su sudor bajo los kilométricos
plásticos de los invernaderos que cubren Almería, las que acompañan a miles de
ancianos y ancianas andaluzas, las que atienden la panadería de la esquina o la
pescadería del mercado. Las que cuidan a los hijos e hijas de esas otras
personas que se llenan la boca hablando de Democracia, dando lecciones, pero
prefieren elección tras elección, negar ese Derecho vital del voto.
Son quienes junto a cada
andaluz y andaluza pagan sus impuestos, trabajan de sol a sol, llenan de vida
los barrios y construyen su sociedad, pero sin derecho a poder elegir a quienes
regirán sus destinos.
Son 661.520 personas migrantes
que viven en Andalucía (según los datos estadísticos a 1 de enero de 2014), pero
ayer no votaron. No les dejaron, se lo impidieron. Quizá por eso sea tan fácil
culparles, estigmatizarles, perseguirles, explotarles.
Sabemos que para las
elecciones municipales de Mayo próximo gran parte de las vecinas y vecinos
migrantes no podrán votar. Quienes mandan, quienes vienen escribiendo las
leyes, apenas si han dispuesto que tengan derecho a hacerlo sólo los y las migrantes
que han nacido en otros países de la Unión Europea.
Y en un segundo plano, más
burocratizado, han estirado este simulacro de derecho a las y los nacidos en
países con quienes España haya firmado un convenio especial que lo permite bajo
ciertas reglas específicas: Bolivia,
Cabo Verde, Colombia, Corea, Chile, Ecuador, Islandia, Noruega, Paraguay, Perú,
Trinidad y Tobago y Nueva Zelanda.
En AHORA MADRID soñamos una
sociedad distinta, plural, amplia. Una sociedad donde todas las
personas que la habitemos seamos consideradas ciudadanas, sin diferencias por el
lugar donde se haya nacido, la situación administrativa o el color de piel. Para nosotras es fundamental que cada
persona pueda ejercer sus Derechos políticos. Decidir libremente participar o no, elegir, postularse.
No nos extraña que esta forma de exclusión esté vigente en pleno Siglo XXI. Cómo extrañarnos si fue esta misma política la que en el año 2000 impuso una Ley de Extranjería en donde el derecho a sindicarse, a huelga, a reunión y asociación de las personas migrantes quedaba limitado a una vinculación laboral y, por ende, a sus papeles. Y hace apenas 8 años, en 2007, que el Tribunal Constitucional anuló aquella exclusión legalizada, declarándola inconstitucional.
No nos extraña que esta forma de exclusión esté vigente en pleno Siglo XXI. Cómo extrañarnos si fue esta misma política la que en el año 2000 impuso una Ley de Extranjería en donde el derecho a sindicarse, a huelga, a reunión y asociación de las personas migrantes quedaba limitado a una vinculación laboral y, por ende, a sus papeles. Y hace apenas 8 años, en 2007, que el Tribunal Constitucional anuló aquella exclusión legalizada, declarándola inconstitucional.
Ahora
es el momento de exigir Derechos políticos para todas las personas que habitan
nuestra ciudad, y queremos ponerlo en práctica desde hoy mismo, desde nuestras elecciones primarias.
Cada persona que viva en nuestra
ciudad tendrá derecho a elegir, a votar.
Cada
vecino español, cada vecina migrante. Entre todos y todas construimos a diario
el sentir de Madrid, y todas tenemos derecho a elegir quienes queremos nos
representen en las elecciones del mes de Mayo.
Es
un comienzo, un primer paso. Que sabemos no alcanza, pero que demuestra el
compromiso de quienes hacemos Ahora Madrid. Somos muchas las personas migrantes
que ponemos el hombro cada día para hacer de esta capital una ciudad mejor. Es
hora de ponernos en Movimiento.